Soy... Una loca soñadora que creó este espacio para que el mundo sepa lo que hay en mi cabeza y en mi corazón(aparte de sesos y sangre) solo eso, así que bienvenidos y espero disfruten, piensen, mediten, reflexionen...
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Depresión...

Depresión, es lo que ella sentía al sentarse en ese vagón. Miraba la gente a su alrededor, todos llenos en su vida cotidiana. Se sintió perdida en ese lugar, que una vez había sido nuevo, pero después se acostumbró a los muros y colores, a la naturaleza muerta alrededor de los grandes e imponentes edificios, pero ahora era otro mundo.

Suspiró, se sentía sola y desamparada, sabiendo que había muchas personas que la amaban pero sintiendo que ese amor no era suficiente, quería tocar el amor, palparle, abrazarle, besarle, pegarle y enojarse con él, pero no podía, lo sentía lejano e inalcanzable.

Se preguntaba cuanto tiempo había durado ahí sola, cono ese eterno sentimiento de soledad que por lo general no la molestaba, pero en ese momento la azotaba y la dejaba en sangrienta agonía. Se preguntaba cuanto tiempo mas estaría en ese lugar sola, si alguna vez iba a sentir la compañía de una sonrisa, el calor de la confidencialidad, o simplemente la cómoda energía de estar con alguien.
Estaba llena de preguntas que no le importaba responder y de deseos que no sabia si se cumplirían.
Pensó en su futuro y en que toda la soledad que sentía en ese momento era sólo el camino de cumplir aquel objetivo que se había planteado y se dio cuenta de que duro es el camino hacia lo que a veces dudaba realmente querer, de lo que por ahora sólo una idea en su cabeza. Entonces pensó que todo eso pasaría, ese sentimiento se olvidaría mañana, la rutina diaria haría que olvidara la soledad que constantemente acechaba su mente y sus sentidos.


Y la rutina, esa rutina la hizo pensar que estaba vacía, hacía sus deberes y ocupaba su tiempo en ocios que sí, le gustaban, pero solo la llenaban por un momento fugaz. Era un rutina vacía, una vida hueca. Le faltaba ese amor que estaba a kilómetros de distancia.

De nuevo llego a su mente ese amor, esa compañía, llegaron a su mente los recuerdos de lo que fue ese amor, pedazos de recuerdos que parecía tan palpables por un momento, pero que estaban tan lejos, perdidos en el tiempo y arrugados como papel en su mente.

Suspiró de nuevo, miró la gente a su alrededor otra vez, decidió hacer lo que ya estaba acostumbrando a hacer: ignorar todos esos sentimientos y pensamientos, continuar su vida cotidiana y pacientemente esperar el cambio.