como un rayo resplandeciente de atardecer,
que toca nuestras caras y nos lleva alto.
Mientras volamos hacia el horizonte y sentimos el viento en la cara,
mientras tratamos de descubrir cuál es el cielo,
si volamos hacia un desierto
o si es la simple ilusión del sol alejándose de nosotros tras las montañas.
Mientras el cielo se quema,
y el fuego intenso nos hipnotiza...
y cuando guardamos nuestras alas y caminamos por el sendero,
entonces la magia de la luna nos atrapa,
y nos encanta, nos hechiza, nos envuelve...
Su hechizo se despliega,
nos rodea mientras la vida pasa a nuestro alrededor,
y ese pedazo de universo,
que nos acompaña esta noche,
despliega su fuerza y nos guía al resplandor del día maravilloso,
del final perfecto.
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